Mucho antes del desarrollo de la economía como una ciencia, los problemas relacionados con el uso y desarrollo de las riquezas se confundían con acciones implementadas por el propio Estado. Sin embargo, durante el siglo XVIII, un número de pensadores intentaron llevar a cabo la separación del estado y economía encaminados al desarrollo amplio del modelo financiero. Experimentando el agitado contexto intelectual de este período es que tenemos la aparición de la teoría de la fisiocracia o fisiócrata.
Inspirado en los conceptos de la razón de la Ilustración, los miembros de esta escuela han tratado de definir cuáles son las leyes que gobernaban naturalmente el desarrollo de cualquier economía. Para ellos, toda aquella práctica que fuese empíricamente apuntada como natural al desarrollo económico no podría ser maléfica, pues ella estaría armoniosamente ligada a las demás leyes que rigen la naturaleza y el comportamiento del hombre.
En este sentido, los fisiócratas tenían particular interés en reflexionar sobre las acciones de las pautas de las políticas mercantilistas, que en aquel momento prevalece en la mayoría de los gobiernos europeos. Según sus concepciones, las diversas intervenciones que marcaron sus políticas mercantilistas no podrían garantizar un verdadero desarrollo de la economía, ya que fueron establecidos por los instrumentos de intervención de políticas de gobierno monárquico.
Según la fisiocracia, los beneficios generados por la industria y el comercio no podían ser generadores de riqueza. Mercancías y otros bienes que circulaban en esos dos sectores económicos sólo representaron una transformación de lo que ha sido generado por el uso de la tierra, lugar que sería fuente de toda riqueza. De este modo, el pensamiento fisiócrata cree que los propietarios de tierras deben considerarse como los verdaderos generadores de toda la riqueza nacional.
Saliendo en defensa de las leyes naturales que gobiernan la economía, los fisiócratas fueron los primeros teóricos que estaban totalmente opuestos a cualquier tipo de intervención estatal en la economía. En consecuencia, una de las más famosas frases que expresan este concepto fundamental de la fisiocracia acuñada por pensador Vincent de Gournay, dice ‘Laissez faire, laissez passer, Lee monde va de lui même’ («Dejen hacer, dejen pasar, el mundo va por sí mismo»).
Entre las principales obras de la fisiocracia, podemos destacar Tableau économique por François Quesnay; El amigo de los hombres, Teoría del impuesto y Cartas acerca de los trabajos pesados, todos estos escritos por Victor Riquetti, marqués de Mirabeau. Además de esto también tenemos que destacar los ensayos y publicaciones de otros teóricos fisiócratas, como Jacques Turgot, François Le Trosne, Dupont de Nemours y Karl Friedrich Margrave de Baden.