La Leptospirosis, también llamada enfermedad de Weil, es una enfermedad bacteriana que afecta a los humanos y los animales, y en sus manifestaciones más graves, puede conducir a la muerte.
La enfermedad se propaga en países tropicales y subtropicales dadas las condiciones climatológicas propicias para su difusión. La OMS ha estimado una tasa de incidencia en humanos entre 4-100 casos por cada 100.000 habitantes en estos países.
Información importante
Clasificada desde 1917, esta zoonosis (enfermedades transmisibles de animales a los seres humanos y viceversa cuyos agentes son microorganismos que generalmente desencadenan diversos como bacterias, hongos, virus…) es causada por una bacteria tipo de Leptospira.
En los humanos causa amplia gama de síntomas, sin embargo, algunas personas infectadas pueden ser asintomáticas o no desarrollar ningún síntoma.
Los síntomas de esta enfermedad por lo general son los siguientes: fiebre alta, fuerte dolor de cabeza, escalofríos, dolores musculares, vómitos, ictericia, ojos inyectados en sangre, dolor abdominal, diarrea y/o picazón.
En los cuadros clínicos más graves se presentan complicaciones que incluyen la propia insuficiencia renal, meningitis, insuficiencia hepática e insuficiencia respiratoria, que caracteriza la forma más grave de esta enfermedad. En casos más extremos puede llegar a causar la muerte.
Se sabe que las inundaciones aumentan la incidencia de la leptospirosis. Por lo tanto, la epidemia se produce con gran frecuencia en épocas de altas precipitaciones.
Su transmisor principal es el ratón, que transmite la bacteria que causa esta enfermedad a través de su orina. Esta bacteria, conocida como Leptospira, por lo general entra en contacto con el ser humano a través de las aguas de inundación, ya que estas aguas están a menudo contaminadas por la orina de ratas.
En contacto directo con las aguas de las inundaciones, las personas corren mayor riesgo de contraer leptospirosis, debido a que la bacteria de la enfermedad entra en el cuerpo a través de la piel de las personas y también a través de la boca y los ojos. La mejor manera de evitarlo es no ponerse en contacto con las aguas estancadas.