Ford es una empresa centenaria. Se encuentra entre los mayores fabricantes de vehículos del mundo. Fue ella quien popularizó el automóvil, poniendo a Estados Unidos a la vanguardia con la creación de modelos legendarios, como el Ford T, Thunderbird y el Mustang. Pero no todo es loable en la historia de la marca. Pocos saben que su fundador, Henry Ford, era antisemita y simpatizante acérrimo del nazismo, de la misma forma que pocos conocen sus donaciones de dinero a órganos de represión en dictaduras militares.
Lo más llamativo de todo es el hecho de que Henry Ford está hoy considerado como uno de los mayores partidarios de Hitler en cuanto al odio antisemita. En 1920, Ford adquirió un texto manuscrito que lo convenció de la existencia de una conspiración judía internacional malvada, determinada a dominar el mundo por la dominación indirecta de gobiernos, medios de comunicación y sistemas económicos. Ese material fue clasificado como Los Protocolos de los Sabios de Sión.
Ford no sólo creyó en los documentos sino que decidió utilizar su poder para abastecer al mundo con la nueva modalidad de odio hacia los judíos. Para eso, compró un periódico en quiebra, el Dearborn Independent, que publicaría Los Protocolos de los Sabios de Sión durante 91 semanas consecutivas.
Más tarde, publicó una obra llamada El Judío Internacional (The International Jew en inglés). Ese tabloide era publicado semanalmente y su independencia editorial quedó garantizada por el propio Henry Ford, entonces el hombre más rico de los Estados Unidos, que no necesitaba y no requería publicidad en su publicación. El periódico y su ideología antisemita retrataban la línea de pensamiento de Ford en aquella época.
Héroe de antisemitas
Utilizando las técnicas de divulgación que dominaron la producción en masa, Henry Ford amplió el alcance de los documentos, transformando un folleto sin valor científico en un best-seller nacional, con una tirada de 500.000 ejemplares. Al direccionar el poder de la Ford, la tarea de sembrar la hostilidad fue sencilla. Ford se encargó de organizar el antisemitismo político en los Estados Unidos. Con eso, pronto se convirtió en el héroe de los antisemitas en todo el mundo.
El Judío Internacional fue traducido rápidamente a 16 idiomas y millones de copias circularon por el mundo. Su contenido se basaba mayoritariamente en la ideología de Los Protocolos de los Sabios de Sión, supuestamente elaborado por la policía rusa a finales del siglo XIX, y que ya en aquella época se transformó en un medio de divulgar de manera tendenciosa los probables objetivos y métodos de los judíos para un supuesto control del mundo. Ese avance ideológico fue culpable de alimentar el odio racial, hasta llegar a perder el control de la situación, como sucedía en la Alemania nazi.
Según Ford, la obra es terriblemente verdadera para ser ficción, muy profunda en sus conocimientos directos sobre los juegos e intereses secretos de la vida para ser considerada una falsificación. Citada y comentada varias veces, la conspiración judía fue el tema utilizado por el nazismo para justificar su odio antisemita.
La influencia maléfica del Judío Internacional, después de todo, resulta incalculable, una vez que Ford se convirtió en una especie de ‘héroe’ folclórico en los Estados Unidos, pues había posibilitado a todo norteamericano disponer de un vehículo, y todo lo que hacía y decía tenía una importante repercusión ahondada en la sociedad.
Judio Internacional”, después de todo, es incalculable, ya que Ford era una especie de héroe popular en los EE.UU., ya que los EE.UU. habían dado la posibilidad de tener un coche, y todo lo que dijo o hizo tuvo enorme repercusión.
Mentiras y negocios
El 31 de diciembre de 1927, después de una acción legal ejecutada contra Ford por Aharon Shapiro, líder de una organización defensora de judíos, Ford viajó hasta Nueva York para reunirse con el abogado Louis Marshall. Según cuenta Neiul Baldwin, estudioso del antisemitismo de Ford, el fabricante de automóviles había firmado –aparentemente sin leer– una carta de disculpa escrita por Marshall en acuerdo con los abogados de la Ford.
En ella, Ford manifestaba sentirse profundamente arrepentido por los ataques de su tabloide hacia los judíos, y argumentaba que los textos habían sido publicados sin su consentimiento. En una conversación privada, Ford garantizó a Marshall que había destruido todas las copias del Judío Internacional que fueron publicadas. Es innecesario comentar que eso era completamente falso.
Fuertemente antisemita, pero preocupado por las pérdidas que su empresa pudiera tener por estas implicaciones ideológicas, Ford no dudó en acusar a los judíos de desencadenar la Primera Guerra Mundial. A raíz de esto, los estadounidenses realizaron diversas teorías antisemitas para crear sentimientos de odio profundo.
Ford, el mayor divulgador del nazismo fuera de Alemania
El fundador de Ford publicó El Judio Internacional, en cuatro volúmenes. En varios pasajes, los judíos fueron señalados como gusanos que debían ser extirpados. Adolf Hitler y sus acólitos usaron esos términos para justificar a menudo sus crímenes contra la humanidad.
Los judíos se presentan en su obra como ‘gusanos’ que debían ser ‘extirpados’. Adolf Hitler y sus colaboradores utilizan a menudo estos términos para justificar sus crímenes.
La contribución de Ford a la propagación del antisemitismo no se limitaba a la literatura. Trabajó duro para construir una comunidad de antisemitas. Inicialmente, algunos amigos influyentes se reunieron en el periódico, y más tarde en otros sectores de la comunidad cerca de Detroit. Henry Ford se convirtió en el principal promotor del nazismo fuera de Alemania y fue condecorado por el gobierno alemán en la década de 1930. Esta condecoración despertó mucha controversia en los Estados Unidos, y terminó con un intercambio de notas diplomáticas con Alemania.
Ford dijo que esta controversia no tenía razón de ser, porque al aceptar el honor del régimen alemán no se convertía necesariamente en un partidario del régimen nazi. Ford siguió protestando en contra de gobiernos militaristas, aunque aprovechó la Segunda Guerra Mundial, alimentando la industria de guerra de ambos lados: producía en sus filiales alemanas vehículos para el ejército nazi y, en los Estados Unidos, para la población norteamericana.
Ford participó así en el esfuerzo de la guerra alemana, aunque sucursales de Ford en Alemania solicitaron reparaciones por los bombardeos sufridos. Así, recibió un millón de dólares del propio gobierno americano por los daños provocados en una de sus fábricas. Ford también recibió del gobierno francés una importante suma por la destrucción de su fábrica en Poissy.
Hace pocos años, Ford emitió un comunicado en el que confirmaría el hecho de que la compañía había trabajado con mano de obra esclava en Alemania durante el régimen nazi. El entonces ejecutivo de la empresa, John Rintimaki, declaró que fue muy malo y no puede ser justificado.
En Alemania, Ford fue venerado. Él y Hitler albergaban una gran admiración uno por el otro. El Judío Internacional fue traducido y publicado en Alemania en febrero de 1921 y tuvo seis ediciones en dos años, con miles de copias impresas. El libro de Ford se convirtió rápidamente en la ‘Biblia’ de los alemanes antisemitas y las primeras olas del Partido Nazi.
Adolf Hitler quedó profundamente marcado por las ideas del libro. Antes de escribir su obra Mi lucha (Mein kampf), existían influencias de Ford. Prueba de ello son las referencias en su obra, en el capítulo 11: ‘Toda la existencia de este pueblo es basada en una mentira continua, como demostración incomparable por los Protocolos de los Sabios de Sión. Con seguridad absolutamente aterrorizadora, esos documentos revelan la naturaleza del pueblo judío, así como sus objetivos últimos’. Hitler se refería a Ford como s héroe y ello justifica la condecoración de honor que Ford recibió más tarde con la Medallas del Águila Alemán, en una impresionante ceremonia en Berlín. Esa medalla quedaba reservada a los extranjeros cuyos servicios resultaron realmente valiosos al Reich.
Si un día Ford se arrepintió o no, se desconoce. Lo cierto es que Ford tuvo mucho lucro con esa situación. Infelizmente es visto hoy no sólo como un genio de la historia del automóvil, sino como de los principales creadores y diseminadores del odio hacia los judíos, que estimuló a Hitler y culminó con el Holocausto.