A lo largo de la historia del arte occidental, los artistas buscaron inspiración en la antigua Grecia. Así fue en el Renacimiento y el neoclasicismo. El arte griego siempre ha sido una referencia desde que esa civilización conoció el esplendor, a mediados del siglo VIII a.C.
El mundo occidental debe mucho a los griegos, que nos hicieron llegar en las artes escénicas la dramaturgia, en la escultura la expresión de la perfección y en la arquitectura un estilo de poder y lujo.
Los antiguos griegos se dedicaron más a la arquitectura y la escultura que a la pintura. Casi toda la pintura griega ha llegado a nuestros días en forma de cerámica, en especial los vasos. Los griegos hacían vasijas de formas bellas y decoradas con escenas de la vida cotidiana , batallas, juegos y las historias de sus dioses y héroes.
Artistas griegos de finales del siglo VI y el siglo V a.C pintaban figuras negras sobre la cerámica con colores rojizos. Ese método tuvo un estilo exclusivo de la civilización griega. El pintor y ceramista Exequias (en griego antiguo Εξηκίας) fue maestro en este estilo.
Los pintores de este estilo, así como los escultores griegos de la época, crearon figuras de gran realismo. Este estilo se convirtió en el sello distintivo del conocido como arte clásica.
En la cerámica, los griegos utilizaron líquidos tales como agua, aceite y vino sobre vasijas de cerámica. Su arte se produjo en grandes cantidades en estudios y talleres. Además tenían un uso ornamental en las fiestas y rituales religiosos.
La producción artística en la pintura griega sirve en la actualidad como herramientas importantes para descifrar las costumbres y creencias del pueblo de aquel periodo.