La migración corresponde a la entrada o salida de individuos de determinada población.
A través de los procesos migratorios, la posibilidad de nuevos genes se introduce en una población. Por lo tanto, si los animales emigran de una población a otra de la misma especie, es posible introducir nuevos genes y contribuir al aumento de la variabilidad genotípica de la población para la cual emigraron.
Por medio de la migración se ha establecido un flujo de genes, que tiende a reducir las diferencias genéticas entre poblaciones de una misma especie.
La migración se produce cuando una población de seres vivos se mueve de un biotopo a otro, por lo general en busca de mejores condiciones de vida, ya sea en términos de alimentos, clima, o para escapar de los enemigos que se han instalado en su biotopo.
Las migraciones pueden ser temporales, cuando la población regresa a su biotopo original, o permanente, cuando la población se asienta en el nuevo biotopo de forma indefinida.
Las migraciones temporales son conocidas en muchas especies de animales y puede tener frecuencias muy diferentes, desde las migraciones diarias, como las golondrinas y otras aves anuales y muchos animales de la tierra, o múltiples, como las anguilas y otros peces.
En algunos casos, la falta de alimentos provoca la migración, generalmente causada por duras condiciones ambientales, como el invierno. Las aves migran siempre de frío a lugares calientes.
Las ballenas, mariposas, avispas y los roedores también realizan la migración. La migración periódica de las langostas es un gran fenómeno, interpretado desde los tiempos bíblicos.