Considerado uno de los representantes más influyentes de los gobiernos de izquierda del mundo, Fidel Castro es un icono histórico que remonta cuestiones todavía de gran interés. Asumiendo las funciones del gobierno de Cuba en 1959, Fidel estableció una verdadera crisis en la división geopolítica implementada por el orden bipolar de la Postguerra de la Segunda Guerra Mundial.
Desde el siglo XIX, con su proceso de independencia, Cuba se ha convertido en un área de influencia política y explotación económica de los Estados Unidos. Con una economía predominantemente agroexportadora, la isla de Centroamérica ha entrado en un proceso delicado de la dependencia económica en relación con el poder estadounidense. Esta condición de «patio trasero» del Tío Sam sólo fue posible por el auge de los gobiernos serviles y el control de una élite conservadora desinteresada en la difícil situación experimentada por el pueblo cubano.
Fidel Castro, que durante sus años de lucha revolucionaria buscó entrenamiento guerrillero popular – en el que se encontró con el icónico Che Guevara – trató de ofrecer una alternativa política, económica y social para el pueblo cubano. Después de varios intentos durante la década de 1950, organizó la guerrilla en la Sierra Maestra con una conquista exitosa de las ciudades y una movilización de los populares en torno al ideal revolucionario. Sin explícitamente definirse el maniqueísmo político en su día, Fidel aprovechó el apoyo ofrecido por la antigua Unión Soviética.
Después de resistir el embargo promovido por Estados Unidos y no adherirse plenamente al socialismo soviético, el gobierno dictatorial de Castro vagaba entre las acciones y programas de carácter social. Por un lado, la reforma agraria, el desempeño ejemplar en la educación y los avances en la atención de la salud que su gobierno propugnó era una gran esperanza para los que abogaron por las ideas socialistas. Sin embargo, la migración masiva de cubanos a los Estados Unidos y las acusaciones de persecución política se encuentran entre las principales críticas del gobierno en la actualidad.
Incluso con la crisis del socialismo soviético, en la década de 1990, Cuba fue capaz de resistir el proceso de liberalización económica y las presiones alrededor del fin del gobierno de Castro. Invirtiendo fuertemente en el sector del turismo y confiando en los recientes acuerdos firmados con el presidente venezolano Hugo Chávez, el gobierno de Fidel parecía negar la tan famosa «opulencia del sistema capitalista». Con su renuncia, muchos analistas intentan dar cuenta sobre el destino y el futuro de la nación cubana.
Tomando el relevo, el hermano de Fidel, Raúl Castro, fue el encargado de dirigir el ideal revolucionario cubano aún vigente. De acuerdo con los mismos defensores del régimen actual, el capitalismo era un sistema obsoleto e incapaz de remediar los problemas de los cubanos. Fidel deja ahora el papel de agente político para convertirse, según él, en un ideólogo del régimen.
Trayendo o no una transformación radical, la renuncia del líder cubano una política crea un precedente en una nación que no puede identificar a sus nuevos líderes. Aun cuando no consigue crear una nueva página en su historia, aguardamos por el futuro de la isla.