La Francia tomada por el Antiguo Régimen era un gran edificio construido para perdurar por más de 500 años. Sus fundamentos más antiguos y más profundos eran obra de la Iglesia durante más de 1300 años que asentaba una división social influida por siglos atrás. La sociedad francesa del siglo XVIII tuvo que dividirse en tres órdenes la sociedad, con las características propias del absolutismo: clero (Primer Estado), nobleza (Segundo Estado) y pueblo (Tercer Estado).
Con la excepción de la nobleza, la riqueza de otras clases sociales en Francia había crecido enormemente en las últimas décadas. El crecimiento de la industria fue notable y con ello la mejora económica de la burguesía mercantil. Nobles y burgueses se mezclaban en las inversiones de capital habiendo una existencia de poder económico en ambas clases. Desde la muerte del rey Luis XIV, el comercio con el exterior se había cuadruplicado beneficiando a gran parte de los burgueses.Sabiendo de una burguesía enriquecida, muchos historiadores plantearon la hipótesis de que una enorme masa de que campesinos estaban hambrientos. En Francia, la excelencia del impuesto nominal rurales era la “taille”, un impuesto recaudado sobre la base de los signos exteriores de riqueza, por los colectores elegidos por los propios campesinos.
La servidumbre del campo que aún se encontraba en casi todos los países de Europa, persistía sólo en zonas remotas de Francia, y de una forma muy mitigada. En 1779, el rey había borrado los últimos vestigios de la servidumbre en sus campos habiendo servido de ejemplo para otros dirigentes.
A lo largo de la historia, la pobreza ha provocado muchos disturbios, pero por lo general no causaba revoluciones ni rebeliones sociales virulentas. La situación en Francia antes de la Revolución era un estado de pobres en un país rico por lo que no tardaría el pueblo en solicitar sus derechos en forma de guerras civiles.