No hace mucho tiempo todo el mundo creía que el universo era infinito, incluyendo las ciencias. Este planteamiento permanecía vigente y se difundía como una idea en las escuelas que se enseñaba en las clases de geografía, ciencias, física y otras disciplinas relacionadas.
El avance de la tecnología y las técnicas adecuadas de observación del espacio exterior, además de mucho estudio, llevó a la física moderna a obtener una conclusión diferente sobre la cuestión acerca de la extensión del Universo. Este proceso de indagación hizo que los físicos creasen un método para calcular el volumen cúbico y alcanzase una expresión numérica específica.
Puesto que el universo es inmenso, los cuerpos celestes se encuentran dispersos en diferentes tamaños, edades y con grandes distancias entre ellos. Respecto a la edad, los más antiguos son estrellas de grandes dimensiones, con más de 10 trillones de años, que alcanzan un tamaño tan grande que incluso el Sol se pone como un astro de categoría mínima.
En este sentido, cabe mencionar que la estrella Antares tiene un tamaño de 300 veces mayor que la estrella solar. Sin embargo, Antares no es la estrella más grande ya que una de las estrellas de la constelación Auriga tiene un diámetro que representa 3000 veces el tamaño del Sol y podría abrigar todo el sistema solar por sí misma.
En cuanto a las estrellas pequeñas suelen tener tonalidad blanca y están compuestas por materias muy densas generando un peso muy grande, de esta manera algunas pueden llegar a pesar cerca de 100 toneladas por cada centímetro cúbico.
