En el siglo XVIII, en la zona de Norfolk, comenzó la llamada revolución agrícola, es decir, un conjunto de cambios, rápidos en el tiempo que marcaron profundamente la forma de cultivar en los campos. Contando con el apoyo del gobierno parlamentario, los grandes propietarios de tierras (landlords) pudieron introducir en la agricultura una serie de innovaciones importantes:
- 1) Sistema de rotación cuadrienal de cultivos: la siembra, de manera rotativa, de las cuatro parcelas de un campo, a lo largo de cuatro años, permitía resolver, definitivamente, el problema del agotamiento de los suelos y, así, prescindir del reposo (tienda dejada en descanso), siendo la parcela en reposo utilizada para plantar forrajeras (por ejemplo, trébol) o leguminosas (por ejemplo, nabo), que no agotan el suelo, mejorando y sirviendo para otros fines.
- 2) Articulación entre la agricultura y la creación de ganado, que debido la falta de otros adobes se hizo imprescindible para la fertilización de la tierra y provee alimentos y materia prima, una vez que el cultivo de plantas forrajeras alimentaban a los animales, asegurando estiércol necesario e incentivando la perfección de las razas animales.
- 3) Aumento de las áreas de cultivo, por la apropiación de terrenos comunes, a través de desmonte de tierras y secado de pantanos o por la consolidación (unión) de terrenos, a veces, retirados a los pequeños propietarios endeudados en el mercado por los grandes propietarios (landlords) que, apoyados por medidas gubernamentales, transformaron los tradicionales ‘openfields’, incapaces de rentabilización económica agrícola, en ‘enclosures’.
- 4) Aplicación de innovaciones técnicas, como la selección de semillas, mejora de los utensilios, introducción de implementos mecanizados (primera sembradora mecanizada, la trilladora), la sustitución del buey por el caballo como animal de tracción, permitiendo mayor fuerza (arado triangular).
Las innovaciones resultaron en un aumento de la productividad, lo cual, a su vez, estimuló el crecimiento demográfico y canalizó la mano de obra excedente para las ciudades.