La edad media estuvo marcada por la transformación del orden socio-económico establecido por el feudalismo. La economía eminentemente agrícola y subsistente tuvo espacio perdido por el aumento de las poblaciones incapaces de sostener la incipiente producción agrícola durante el período.
Fuera de las propiedades feudales surgían los burgos, donde la producción manufacturera y la circulación de monedas convergieron en el renacimiento del comercio. En el siglo XII, la aparición del trabajo asalariado aumentó significativamente la circulación de monedas en toda Europa. Como resultado, la demanda de bienes que se vendían en burgos y las ferias medievales alentaron a los señores feudales para exigir el pago de obligaciones serviles a través de monedas. Intercambios naturales, generalmente practicados, dieron paso al movimiento de los campesinos en los mercados donde se pudo intercambiar su producción a cambio de monedas. El cambio de orden económico implicó la transformación de la relación entre siervos y señores feudales.
La creciente economía atrajo a parte de la población feudal hacia los centros urbano-comerciales. Los siervos se vieron obligados a cumplir un mayor número de obligaciones con el señor feudal. Todo porque el renacimiento comercial había conducido a un vaciamiento de la población feudal y la disminución de la producción de alimentos. La crisis de suministro y el aumento de situaciones y obligaciones extremadamente agotadoras culminaron con el descontento generalizado de campesinos. La dieta de las poblaciones europeas y la circulación de personas entre Oriente y Occidente han agravado este contexto cuando, al final de la primera mitad del siglo XIV, la peste negra acabó una porción significativa de la población. Estos problemas eran claras señales de que ya no se podía sustentar el viejo orden feudal.
Como principal consecuencia de este cuadro de desórdenes, suceden movimientos campesinos que reivindican urgentes transformaciones. En Francia, en 1350, las revueltas sociales tomaron los campos y las ciudades. Contando con una destacada participación de Guillaume Cale, diversos campesinados, llamados peyorativamente por los nobles como jacques, realizaron violentos ataques contra feudos y asesinaron a representantes de la nobleza. En la ciudad de París, Esteban Marcel, funcionario real, intentó tomar el poder.
El conflicto dio lugar a una reacción violenta de los nobles. El enfrentamiento entre el orden social tuvo como resultado la muerte de aproximadamente 20.000 campesinos franceses. Sin limitarse a un fenómeno ocurrido en suelo francés, la desintegración del orden feudal tuvo también un efecto en Inglaterra. En el año 1381, John Ball y Walt Tyler, organizaron una tropa de campesinos que dominaron las ciudades de Kent y Essex. Saliendo de Londres, los rebeldes fueron recibidos por el rey. Prometiendo ofrecer mejores condiciones de vida, los insurgentes volvieron a las regiones rurales. Aprovechando la desarticulación del movimiento, los nobles se reorganizaron para ejecutar a los líderes del movimiento. Las revueltas campesinas quedaron conocidas como jacqueries y marcaron la transición de Europa a la Edad Contemporánea.