Quien pasa por delante de un cementerio toda la noche podrá depararse con una situación amedrentadora: llamas de fuego procedentes de las tumbas. Muchas personas ya narraron ese hecho como siendo la visión de fantasmas procedentes del más allá. Pero, volviendo al más acá, ¿cómo podemos explicar ese misterioso fenómeno?
La emisión de fuego es la más pura verdad y tiene hasta nombre: el fuego fatuo. La explicación científica para el misterio procede de la sustancia fosfina, una sustancia orgánica proveniente de la descomposición de cadáveres (material orgánico). Posee fórmula PH3, se presenta como un gas incoloro de alta inflamabilidad. Ese gas se quema expuesto a temperatura ambiente y, cuando está presente en la superficie de las tumbas, sumado al clima caliente, ocurre la formación de una llama de fuego.
Estructura de la fosfina © Wikipedia.org
¡No intente correr! Si hacemos algo así, el miedo solo va a aumentar, pues el fuego continuará persiguiéndote. Cuando realizamos la acción de correr, el aire se mueve por causa del movimiento del cuerpo y entonces el fuego toma la misma dirección.
Hay otros ambientes aterradores donde encontraremos el fuego fatuo: en la superficie de lagos y pantanos. En este caso no existe presencia de cadáveres humanos, pero la materia orgánica procedente de la descomposición de vegetales y animales muertos es responsable por emitir gas metano (CH4). En razón de la alta volatilidad, este gas puede entrar en combustión en ambientes asfixiados y generar incendios en los mismos lugares.