Una mastaba es una tumba egipcia constituida por una capilla, un pozo, una falsa puerta y una cámara funeraria. La capilla presenta forma de tronco piramidal (paredes inclinadas hacia una parte superior de menores dimensiones que la base), cuya longitud era de cuatro veces su anchura; el pozo es el recorrido que descendía hasta la cámara funeraria; la cámara funeraria es el lugar donde es introducido el sarcófago del fallecido; por último, la falsa puerta que servía como acceso simulado y que solía decorarse con el retrato del difunto.
Las mastabas empezaron a ser construidas desde la primera era dinástica en lo que llamaba de periodo arcaico (3500 a.C.) y fue el género del edificio que precedió y preparó las pirámides. Mientras las pirámides solían ser más exigentes desde la perspectiva técnica y económica, las mastabas seguían siendo una opción alternativa más sencilla.
Etimológicamente, la palabra mastaba proviene del árabe «maabba» que significa banco de piedra (o barro, según distintos autores). De hecho, observados desde la lejanía, estas construcciones se asemejan a bancos de barro, tierra o piedra.
Estructura y características
Una de las puertas de la mastaba era vinculada a una especie de capilla funeraria o templo de menores dimensiones. Las paredes de esta capilla, paralelas a las paredes exteriores, están cubiertas en el interior de pinturas murales. En la pared opuesta a la puerta de la capilla se simula una puerta ficticia que simboliza la conexión con el reino de los muertos. El simbolismo se mezcla con la creencia de que podría facilitar el retorno del reino de los muertos vivientes.
Las mastabas tenían cámaras funerarias, muchas veces excavadas por debajo de la mastaba, conectando la entrada. Generalmente, hay un pozo que conecta la zona superior de la mastaba a la cámara funeraria donde reposa el sarcófago. Ese pozo varía según la posición social que ocupe el fallecido. A mayor profundidad, se presume que mayor será su valor en la sociedad.
Materiales
Por encima de la base del suelo, el edificio visible, señalizando la sepultura, era constituido esencialmente por paredes hechas de adobe. Esto hacía que la tumba tuviera proporciones monumentales tan al gusto egipcio, sin embargo, era responsable de un mayor enfriamiento en su interior, lo que no permitía que el cuerpo sepultado se mantuviera seco. Como consecuencia, la humedad favorecía la descomposición del cuerpo lo que, según creencias religiosas del Antiguo Egipto, resultaba preocupante.
Se cree que la Pirámide escalonada de Zoser en Saqqara fue diseñada originalmente para ser una mastaba, incluso si ya de por sí original – estaría totalmente construida en piedra. Esta mastaba fue siendo ampliada, construyendo gradualmente cinco tronos piramidales, cada vez más pequeños, hasta permanecer con forma piramidal.
Murales
A lo largo de Egipto, hay miles de mastabas con una amplia variedad de pinturas murales, algunas de ellas con un valor artístico incalculable. Estas imagenes muestran, por lo general, las actividades de la vida cotidiana en el antiguo Egipto. Por lo tanto, estos monumentos funerarios son muy valiosos al convertirse en una fuente importante de información sobre este periodo de la historia humana, en relación con la vida de las clases más modestas (aunque fueran tumbas de lujo eminente). Las pinturas que adornan las mastabas contrastan con las de las pirámides que representan, esencialmente, la vida de la corte y las actividades de palacio del faraón.
Reutilización
Las mastabas fueron utilizadas a menudo como una tumba familiar. Por lo tanto, a pesar de su antigüedad (incluso si se compara sólo con la historia del Antiguo Egipto), se siguió utilizando como lugar de descanso final de los descendientes del difunto que los había inaugurado. Así, la remodelación posterior conduce a reemplazar los ladrillos de adobe por la piedra caliza y la perforación del pozo a diversas dimensiones, según la posición social de las sucesivas muertes.
En el Museo del Louvre se puede visitar la capilla funeraria de la mastaba perteneciente al noble Akhethétep y transportada de la meseta de Saqqara hasta París.