La teoría del liberalismo económico surgió en el contexto del fin del mercantilismo, un período en que fue necesario establecer nuevos paradigmas, ya que el capitalismo tenía cada vez mayor protagonismo. La idea central del liberalismo económico es la defensa de la emancipación económica de cualquier dogma externo a sí mismo, es decir, la eliminación de la interferencia de cualquier medio en la economía.
Esta teoría surgió en el siglo XVIII, teniendo a François Quesnay como uno de sus principales teóricos. Quesnay sostuvo que la actividad productiva real estaba incrustada en la agricultura. Otro pensador que contribuyó al desarrollo de la teoría del liberalismo económico fue Vincent de Gournay, quien dijo que las actividades comerciales e industriales debían disfrutar de libertad, con el fin de desarrollar y lograr la acumulación de capital.
Sin embargo, el principal teórico y padre de la teoría del liberalismo económico fue Adam Smith. El economista escocés enfrentó las ideas de Quesnay y Gournay, en su libro La Riqueza de las Naciones Unidas con las principales ideas del liberalismo económico: la prosperidad económica y la acumulación de riqueza no son diseñadas por las actividades rurales ni comerciales, sino a través de la mano de obra libre, sin ningún organismo regulador o interventor.
Para Smith, no eran necesarias intervenciones en la economía, ya que el propio mercado tiene sus propios mecanismos de regulación de la misma: la llamada mano invisible que sería responsable de traer beneficios a la sociedad, y promover el progreso general. Por tanto, fue defensor de la competencia libre y liberal de la ley de la oferta y la demanda. Los mencionados teóricos fueron los primeros en tratar la economía como una ciencia necesaria ante el capitalismo.