El imperio romano occidental tuvo como una de las principales causas de su caída las invasiones bárbaras lideradas por pueblos germánicos que habitaban la región al este de las fronteras del imperio. Junto a la decadencia de la economía esclavista y la desorganización militar, las invasiones bárbaras fueron citadas por los historiadores como uno de los principales factores que llevaron hasta el final del imperio más grande de la antigüedad. Ocurría en el 476 d.C.
Los bárbaros recibieron este título, de origen griego, porque los griegos no entendían el lenguaje de los pueblos del norte. A los oídos griegos, estas personas balbuceaban algo así como un bar-bar, lo que dio origen a la palabra bárbaro que pasó a designar al extranjero. En latín, eran los barbarus, lo que explica que, para los romanos, eran los pueblos que no hablaron latín, no seguían leyes romanas y tampoco participaban de su civilización.
El proceso de entrada de los pueblos germánicos en el imperio romano se produjo de forma gradual, inicialmente. Al noreste de la península italiana, las fronteras del imperio romano tuvieron que limitar los ríos Danubio y el Rin. Los pueblos y tribus que habitaban más allá de estos ríos eran considerados por los romanos como germánicos.
Desde la época de César, los romanos eran conscientes de la existencia de estos pueblos. Estaban organizados en clanes, ignoraban la institución estatal como la romana; sus leyes se basaron en la tradición, siendo transmitida de manera oral, y no de forma escrita; además de dedicarse al pastoreo y la agricultura, eran pueblos guerreros, lo que les garantizó fama de ser violentos y crueles, a pesar de los romanos usar las mismas actitudes contra los pueblos que dominaron.
Desde el siglo I, los romanos comenzaron a bloquear el contacto con las tribus que habitaban las regiones fronterizas. Como resultado de este contacto, los bárbaros germánicos comenzaron a recibir tierras y se convirtieron en colonos, consiguiendo incluso ser incorporados al ejército, llegando muchos de ellos a ocupar cargos administrativos y militares en el Estado romano en los siglos finales del imperio de Occidente.
Algunas de las tribus de la frontera fueron consideradas como federadas del Imperio después de la consolidación de las prácticas comerciales, especialmente el intercambio de esclavos por artículos de lujo que los jefes tribales admiraban.
Sin embargo, desde el siglo IV, las invasiones de los bárbaros en el imperio romano se intensificaron. Una de las razones fue la presión que estas tribus estaban recibiendo desde el este, con los avances de los hunos al oeste. Saqueando y devastando las tribus que encontraban a su paso, los hunos hicieron que los germanos se adentraran a las fronteras romanas actuando también de forma poco civilizada y con violencia sobre sus habitantes.
Los principales pueblos germánicos que invadieron el imperio romano fueron hunos, vándalos, visigodos, ostrogodos, francos, lombardos y anglosajones. En unos momentos, lograron llegar a la ciudad de Roma, saqueando la ciudad y tratando de destruirla. En el 476, el líder de los hérulos, Odoacro, comandó la invasión y el saqueo de Roma, derrocando al último emperador romano, Rómulo Augusto. Odoacro envió las insignias imperiales a la capital del imperio romano oriental, Constantinopla, decretando el fin del imperio occidental.
La población ya había abandonado las ciudades y se establecieron en el campo en busca de protección, desintegrando la conformación urbana en el imperio romano. Los bárbaros constituyeron todavía numerosos reinos en el territorio antes controlado por los romanos, iniciando el proceso de configuración política que vendría a caracterizar a la sociedad medieval.