El período de las grandes navegaciones y la consolidación de la economía de mercado dentro de Europa establecieron un nuevo tipo de relación entre las naciones europeas. El interés en la conquista de nuevas rutas comerciales y el descubrimiento de las zonas de colonización permitió una relación competitiva entre las naciones europeas. El control de una tierra lejana y el descubrimiento de un nuevo punto comercial significaron la posibilidad de fortalecer el Estado a través de la expansión de sus actividades comerciales.
Aunque tenemos esta situación competitiva desarrollándose a lo largo de la edad moderna, el papel pionero de la nación portuguesa colocó a su Estado al frente de otros países durante cierto tiempo. Para que podamos entender esa diferencia de Portugal, en relación a sus homólogos competidores en Europa, es necesario que visualicemos una serie de acontecimientos históricos que contribuyeron directamente para que la nación lusitana fuese la primera potencia marítima de su tiempo.
Uno de los puntos que primeramente diferencia el caso portugués está asociado al proceso de formación de su monarquía nacional. Al contrario de los largos y desgastantes conflictos que marcan la gran mayoría de procesos de formación de las monarquías nacionales. Portugal formó un Estado centralizado en un relativo corto periodo de tiempo. Ya en el siglo XIV, la llamada dinastía de Avis había fijado una situación política en aquel país.
Además, también debemos señalar otros aspectos de orden histórico-geográfico que contribuyeron enormemente a la vanguardia marítima lusitana. Su privilegiada posición geográfica convirtió la costa portuguesa en la llegada y salida de varios buques que circundaron por varios mares y, principalmente, por el océano Atlántico. No por casualidad, la clase de los comerciantes en este país tuvo la oportunidad de establecer vínculos comerciales con distintos países teniendo como punto de partida el puerto de Lisboa, la principal terminal marítima de Portugal.
Bajo el punto de vista tecnológico, Portugal también ocupa una posición privilegiada en comparación con otras naciones del Viejo Mundo. En las primeras décadas del siglo XV, con el apoyo del infante Don Enrique, múltiples navegadores, cartógrafos, astrónomos, matemáticos y constructores se volcaron alrededor de la mejora de las técnicas de navegación. Tal concentración de eruditos formaría la llamada Escuela de Sagres, nombre instituido que señala la presencia de estos diversos profesionales en la región del Algarve.
De esta manera, los portugueses tomaron ventaja de carácter histórico, situación política, económica y geográfica que ofrece claras ventajas en la carrera para su recorrido en los mares. A lo largo del siglo XV, la conquista de varias partes de la costa africana, algunas de las islas atlánticas y el rebasamiento del Cabo de Buena Esperanza marcan la expansión marítima de esta nación. Al final de ese mismo siglo, este ciclo de descubrimiento termina con la llegada a Brasil, fundada en el año 1500.