La homeostasis es el proceso por el cual un organismo mantiene constantes las condiciones internas necesarias para la vida. El término se aplica al conjunto de procesos que impiden variaciones en la fisiología de un organismo.
En los seres vivos, la homeostasis significa que el consumo de energía requerido para mantener una posición dentro de un equilibrio dinámico, es decir, aunque las condiciones externas estén continuamente sujetas a variaciones, los mecanismos homeostáticos garantizan que los efectos de estos cambios sobre los organismos sean mínimos.
En el hombre y en otros mamíferos, la homeostasis se produce tanto en células aisladas como en las integradas, en los fluidos corporales. Tejidos y órganos. Hay un constante intercambio de moléculas entre la sangre y el líquido extracelular que rodea cada célula.
La capacidad para mantener la vida depende de la constancia de fluidos del cuerpo humano y puede verse afectada por varios factores, incluyendo:
- Temperatura;
- Salinidad;
- pH;
- Concentraciones de nutrientes, tales como glucosa, gases tales como el oxígeno y los residuos, tales como dióxido de carbono y urea.
Si estos factores están en desequilibrio, puede afectar a la aparición de reacciones químicas esenciales para el mantenimiento del cuerpo vivo. Así es necesario mantener todos esos factores dentro de los límites deseables para mantener los mecanismos fisiológicos.
La composición estable de la sangre es lo que hace posible el mantenimiento de la invariabilidad del líquido extracelular, mientras que la composición constante de ese líquido protege cada célula de los cambios que ocurren en el medio externo.
El sistema circulatorio es esencial para el mantenimiento de la homeostasis, pues proporciona metabolitos a los tejidos y elimina los productos no utilizados, además de actuar en la regulación de la temperatura en el sistema inmunológico.
Aun así, los niveles de sustancias en la sangre dependen del control de otros órganos:
- Aparato respiratorio y sistema nervioso: regulan los niveles de dióxido de carbono;
- Hígado y páncreas: controlan las reservas de producción, de consumo y de glucosa;
- Riñones: responsables de la concentración de iones de hidrógeno, sodio, potasio y fosfato;
- Glándulas endocrinas: controlan los niveles de hormonas en la sangre;
- Hipotálamo: recibe instrucciones del cerebro, sistema nervioso y endocrino, siendo que la integración de todas estas señales hace posible el control de la termorregulación, el equilibrio de energía y la regulación de los fluidos corporales, influyendo en el comportamiento (sensación de hambre, por ejemplo) y exteriorizando las sensaciones por los sistemas endocrino y nervioso.
Homeostasis térmica
- Algunos mecanismos que el cuerpo utiliza para mantener una temperatura constante (homeostasis térmica):
- Temblor de los músculos esqueléticos para producir calor cuando la temperatura del cuerpo es muy baja;
- Sudor que evapora y enfría el cuerpo cuando la temperatura está muy elevada.
- Metabolismo de las grasas.
Homeostasis química
Algunos mecanismos utilizados por el cuerpo para mantener su equilibrio químico (homeostasis química) son:
- El páncreas produce insulina y glucagón para regular los niveles de glucosa en la sangre (glucemia);
- Los pulmones absorben oxígeno (O2) y eliminan dióxido de carbono (CO2);
- Los riñones excretan urea y regulan las concentraciones de agua y de iones.