Las imposiciones religiosas y su observancia se distinguen, tanto entre la sangha y los laicos, como en el seno de cada uno de estos dos conjuntos.
La vida monástica
En los monasterios los monjes budistas llevan vidas ascéticas, de observación religiosa y siguen normas diferentes de conformidad con su secta, sin embargo la mayoría se preserva distanciada de los asuntos mundanos. Los monjes celebran a menudo ritos relevantes, como funerales, para legos.
Desde un principio, los incondicionales más devotos de Buda se encontraban organizados en un conjunto monástico llamado sangha. Sus miembros podían ser sencillamente referidos por sus cabezas completamente afeitadas y sus túnicas sin costuras y de color naranja. Los primeros monjes budistas o bhikkus vagaban de un lugar a otro, estableciéndose en comunidades sólo durante la fase de lluvias, periodo en que los viajes resultaban difíciles. Cada una de esas comunidades establecidas, y las que se fueron desarrollando conforme pasaba el tiempo, eran independientes y se encontraban organizadas democráticamente. La vida monástica se regía por los fundamentos del Vinaya Sutra, una de las tres colecciones canónicas de las escrituras. Cada 40 noches, dentro de cada comunidad, los monjes conmemoraban una asamblea formal, la uposatha. Una parte muy relevante de esta celebración constituía la respetuosa recitación de las normas del Vinaya y la confesión pública de todas las infracciones. La sangha incluía normas para monjes y monjas, un rasgo exclusivo y distintivo entre las órdenes monásticas de la India. Hombres y mujeres incondicionales del budismo Theravada eran célibes y conseguían diariamente su comida pidiendo limosnas en las casas de los laicos más devotos. La escuela Zen no se atuvo a la norma en lo referente a que los miembros de la sangha debían vivir pidiendo limosna; más aún, como parte de la disciplina de la secta, se les reclama a sus miembros trabajar para obtenerse su propio sustento. La popular escuela Shin de Japón, una rama de la de la Tierra Pura, permite a sus sacerdotes contraer matrimonio y tener familias. Entre las funciones más convencionales de los monjes budistas está conmemorar servicios fúnebres para honrar a los muertos. Los elementos más relevantes de estos servicios incluyen el canto de las escrituras y el traspaso de méritos para beneficio del muerto.
La veneración por los laicos
En el budismo los actos de veneración que realizan los laicos son más personales que grupales. Desde los tiempos más remotos existe una recitación para la expresión de la fe que es empleada tanto por los laicos como por los miembros de la sangha. Recibe el nombre de Los Tres Refugios, y dice: ‘Me refugio en el Buda. Me refugio en el dharma. Me refugio en la sangha’. A pesar de que teóricamente el budismo Theravada no adora a Buda, sí existe una veneración que se muestra por medio del culto a la stupa. Una stupa es una estructura sagrada que contiene una reliquia. Los devotos caminan alrededor de la cúpula siguiendo el sentido de las agujas del reloj, llevando flores e incienso como signo de respeto. En el templo Dalada Maligava de Kandy (Sri Lanka) se conserva como reliquia un diente de Buda. Este objeto es el centro de adoración de una celebración que se celebra cada año el día del cumpleaños de Buda (festividad de todos los países budistas y que la escuela Theravada denomina Vaisakha, nombre del mes en que nació Buda). Es muy popular en los países del conjunto Theravada una celebración conocida como pirit (o protección), en la que se lee una serie de hechizos defensores procedente del Canon Pali, con el fin de exorcizar los espíritus malignos, curar los males, bendecir las construcciones nuevas y conquistar otros beneficios.
En Lamphun, ciudad del norte de Tailandia, la aguja de un chedi (edificio central) del templo Wat Phra That Haripunchai alberga una antigua reliquia de Buda, el mayor tesoro de esta ciudad. El chedi, la construcción más antigua, data del siglo XI y su cúpula de cobre bruñido ha sido reconstruida varias veces a lo largo de los siglos. Los habitantes de Lamphun van al templo, que hace las veces de escuela, a escuchar las lecturas de las escrituras y hacer las pertinentes promesas y ofrendas.
En los países del grupo Mahayana los ritos son más relevantes que en los que prevalece el Theravada. Las diferentes imagenes de Buda y de bodhisattvas que hay en los altares de los templos y en las casas de los más devotos, sirven como enclaves para la adoración. El rezo y los cantos son actos de devoción muy tradicionales, como igualmente lo son el brindar frutas, flores e incienso. Una de las celebraciones religiosas más conocidos tanto en China como en Japón, es la de Ullambana, celebración en la que se hacen ofrendas a los espíritus de los muertos y a los fantasmas hambrientos. Se dice que durante esta celebración las puertas del otro mundo están abiertas para que los espíritus que ya han partido puedan retornar a la tierra por algunos momentos.