En el siglo XIX se desarrolló de forma más extendida y a mayor escala comercial la producción de carbón vegetal favorecido por la abundancia de yacimientos de mineral de hierro.
El carbón se utiliza principalmente en la producción de arrabio y acero. En la producción de hierro, el carbón cumple dos funciones: como combustible para generar el calor necesario para el funcionamiento del alto horno de la siderúrgica y como agente químico para retirar el oxígeno durante el proceso. El arrabio es considerado el mejor del mundo porque utiliza el carbón vegetal y no el mineral.
El arrabio es la materia prima del acero, su producción depende de la deforestación y sólo una pequeña parte de la madera utilizada proviene de zonas de reforestación, el resto proviene de bosques primarios. La deforestación no autorizada provee 57,5% de la madera que alimenta los hornos de las carboneras.
Para una producción de 3,5 millones de toneladas de carbón vegetal se requiere un volumen de 22,2 millones de metros cúbicos (m³) en troncos de madera. Este valor es muy superior al volumen autorizado en ciertos países que, por ejemplo, en Brasil, es de 9,4 millones de metros cúbicos.
Generalmente las carboneras son hechas en lugar plano, en medio de los bosques, constituyen una fila de hornos similares a iglúes, donde pilas de madera esperan para ir hacia el horno.
Lo ideal sería que el carbón fuese obtenido en grandes áreas reforestadas, donde quien deforesta pase a trabajar con la plantación de bosques. Pero, desafortunadamente, esto no ocurre, porque es mucho más económico obtener carbón de bosques nativos. El carbón vegetal tiene gran influencia en los costes de producción de arrabio, representando más de un tercio del precio final del producto.
