Familia de halógenos: también conocidos como VII A, es una de las familias más populares de la tabla periódica, los elementos que lo componen son: flúor (F), cloro (Cl), bromo (Br), yodo (I) y astato (At).
Tal vez la popularidad de esta familia está relacionada con la de sus integrantes, el flúor es notable por ser el elemento más electronegativo de la tabla periódica. Además de ser conocido en un contexto químico, el flúor también está presente en nuestra vida cotidiana. Una visita al dentista demuestra esta declaración: aquel gel utilizado para la protección de los dientes contra la careas es una forma del elemento flúor.
El cloro a su vez no queda atrás en cuanto a importancia, se hizo popular en el día a día de las personas. Comenzando por el agua que tomamos, esta es purificada en plantas especializadas de tratamiento de agua gracias a este componente de la familia de halógenos. El cloro tiene el poder de eliminar microorganismos patogénicos del agua y garantizar la seguridad a sus consumidores. Justamente por esa propiedad desinfectante, el cloro también es utilizado en la limpieza de piscinas.
En cuanto al yodo, así como el cloro, se utiliza como un bactericida. Posee relevada importancia en el organismo humano, su carencia en la alimentación da origen a problemas de tiroides. Ahora ya sabes el motivo de porqué nuestra sal es yodada, el elemento fue siendo añadido a este tempero con el objetivo de prevenir enfermedades como el bocio.
El bromo se utiliza en medicamentos y reacciones orgánicas y su vecino, el astato, resulta ser el patito feo de turno de los halógenos. En virtud de ser poco conocido (fue considerado el elemento químico más raro del mundo), no posee ninguna aplicación constatada.