La pintura del quattrocento
El primer gran pintor del renacimiento italiano fue Masaccio, autor de un nuevo concepto de naturalismo y expresividad en las figuras, así como de la perspectiva lineal y aérea. Su pintura es realista, sobria y visiblemente definida, y se adelanta en casi cien años a la maniera grande de los pintores del siglo XVI. A pesar de que tuvo una carrera corta (falleció a la edad de 27 años) la obra de Masaccio tuvo una grande divulgación en el curso del arte ulterior. Los frescos (c. 1427) que representan capítulos de la vida de san Pedro pintados para la capilla Brancacci en la iglesia de Santa Maria del Carmine en Florencia, exhiben el carácter revolucionario de su obra, especialmente en lo que se refiere al empleo de la luz.
En una de las escenas más famosas, El tributo de la moneda, Masaccio reviste las figuras de Cristo y de los apóstoles con un nuevo sentido de dignidad, monumentalidad y refinamiento. Los frescos de la capilla Brancacci sirvieron de inspiración a pintores ulteriores, entre ellos el propio Miguel Ángel. En el fresco de la Santísima Trinidad (c. 1420-1425, Santa Maria Novella, Florencia) Masaccio, aplicando algunos de los hallazgos de Brunelleschi relativos a la perspectiva lineal, creó por primera ocasión la ilusión espacial.
El Renacimiento en América Latina
La irrupción de los españoles al continente americano a finales del siglo XV trajo consigo las iniciales expresiones arquitectónicas de influencia europea que, aunque en un principio contenían elementos del gótico tardío, pronto adquirieron aspectos tradicionales del renacimiento español y más específicamente del plateresco. El primer monumento de este estilo que se conserva en América Latina es la catedral de Santo Domingo. Fundada en 1523, destaca por el delicado trabajo de su portada obra del arquitecto Rodrigo Gil de Liendo. Igualmente en Santo Domingo se encuentra la iglesia del hospital de San Nicolás de Bari.
Pintura renacentista en España
La pintura renacentista de España igualmente es religiosa en su mayoría (son exiguos los asuntos profanos y los mitológicos). El primer tercio del siglo XVI presenta una fuerte influencia del realismo y de la minuciosidad flamenca, manifestada por el gusto hacia lo concreto y hacia asuntos naturalistas. Fernando Yánez de la Almedina es uno de los mejores representantes de la escuela valenciana, que introduce el rafaelismo en la pintura, mientras que Castilla cuenta con Pedro Berruguete, que asume igualmente la corriente flamenca, junto a la idealización italiana sin descartar de numerosas reminiscencias decorativas mudéjares. El segundo tercio acusa más la influencia clasicista del renacimiento italiano, de la mano de artistas como Juan de Juanes en Valencia, quien introduce la técnica del sfumato leonardesco y el equilibrio compositivo, además de Juan Correa de Vivar, que supone el anticipo del manierismo por el estilo de sus composiciones, o Luis Morales, cuya pintura conecta con la corriente mística.
Arquitectura renacentista en España
Dentro de esta expresión artística existen dos tendencias: el plateresco (término adoptado en el siglo XVII por Ortiz de Zúñiga en el momento en que comparaba la menuda y rica ornamentación de las fachadas con las labores de plateros), que engloba los tres primeros tercios del siglo XVI, y el purismo, más sobrio y alineado en el último tercio del siglo.
El Renacimiento en Francia y Alemania
Los franceses fueron reacios a admitir las innovaciones que se habían producido en el arte en Italia, aunque durante el siglo XVI fueron definitivamente adoptadas en Francia, como consecuencia de la presencia de muchos artistas italianos en la corte de Francisco I. Leonardo da Vinci viajó a Francia en 1516 a solicitud del propio monarca, sin embargo debido a su avanzada edad, falleció antes de que pudiera realizar obras de relevancia. La obra del palacio de Fontainebleau se transformó en el punto central del arte renacentista francés.
A su vez, la pintura en Alemania tuvo una ilustre tradición durante el renacimiento, gracias a varias personalidades artísticas que dominaron el ámbito. El arte germánico estuvo muy relacionado al pasado gótico, sin embargo muchos de sus artistas fueron aptos de fundir la herencia medieval con los nuevos hallazgos. Konrad Witz fue uno de ellos. Parte del gran altar El milagro de los peces, igualmente conocido como Cristo andando sobre las aguas (1441, Museo de Arte e Historia, Ginebra), evidencia un paisaje real con referencias específicas a elementos del paisaje suizo de los Alpes y que expresan la conciencia de Witz en relación a la aceptación de los progresos artísticos italianos. Los artistas alemanes encabezaron el avance del arte del grabado, como lo revelan las publicaciones de libros, que en este periodo florecieron por todas partes.
El Renacimiento en los Países Bajos
En el norte de Europa, las expresiones artísticas del gótico tardío fueron contemporáneas con los hallazgos y con el cambio de visión del mundo producido en Italia. En el norte, países como Alemania, los Países Bajos e Inglaterra fueron menos abiertos a la hora de admitir el incipiente renacimiento.
Las iniciales obras del siglo XV fueron menos significativas y a escala menor que las que se produjeron en Italia. Paralelamente, la miniatura de la obra Las muy ricas horas del duque de Berry (c. 1416, Musée Condé, Chantilly), desarrollada por los hermanos Limbourg, revela un interés por el detalle naturalista y por lo anecdótico apartado en Italia. Igualmente son importantes en esta obra la delicadeza y la minuciosidad con que están tratados todos los elementos del paisaje.
El manierismo
Mientras Miguel Ángel, Tiziano y Rafael trabajaban en un estilo figurativo, otros pintores adoptan un lenguaje más lírico y decorativo, no tan relacionados a los cánones de la antigüedad clásica. El oficio de estos maestros revela el comienzo del manierismo, un estilo que heredó el cambio favorecido ya en los momentos finales del cinquecento.
Andrea Palladio proyectó la villa Barbaro en Maser hacia 1560 y destaque de este movimiento. En ella se observan algunos aspectos característicos en la obra de este arquitecto, como las fachadas clasicistas y las combinaciones de arcos y dinteles.
Artistas del cinquecento
Los artistas de la posterior descendencia del Quattrocento fueron los señalados de aumentar el arte a su expresión más noble. Este periodo, que entiende el siglo XVI, se inició con Leonardo da Vinci en el momento en que regresó de Milán a Florencia en el año 1500. Allí, encontró al joven Miguel Ángel que realizaría la famosa escultura del David (1501-1504, Academia, Florencia). Esta emblemática obra pronto se transformó no únicamente en el símbolo de la ciudad de Florencia, sino igualmente en el del cinquecento. David como representación del poder y de la fuerza lo tiene todo, sin embargo Miguel Ángel lo eligió precisamente para exhibir su autocontrol en el momento antes del encuentro con Goliath, como Leonardo hizo con las figuras de los apóstoles en La última cena (1495-1497, Santa María, Milán) al tomar la elección del momento justo después en que Cristo comentó a los presentes que uno de ellos le delataría. A lo largo del cinquecento, los artistas pretendieron disminuir sus asuntos a la más pura esencia; las características secundarias, los detalles o las anécdotas captaban la atención del televidente para conducirle a la esencia real del tema.
Segunda generación de artistas del Renacimiento
En las últimas décadas, las innovaciones destacadas del arte renacentista —como el dominio de la perspectiva aérea y lineal, la relevancia del paisaje, la representación de la figura de modo individual y la rigurosa realización de la estructura— fueron consolidadas y superadas. En Florencia, artistas como Antonio del Pollaiuolo y Andrea del Verrocchio observaron la complejidad de la anatomía humana, estudiando de manera directa el cuerpo humano. Tanto escultores como pintores ponen especial énfasis en la musculatura, y así lo ejemplifica la obra de Pollaiuolo el Martirio de san Sebastián (1475, Londres, National Gallery). Pollaiuolo desarrolló igualmente dos destacadas sepulturas en bronce para dos papas: la sepultura de Sixto V (1484-1493) y la sepultura de Inocencio VIII (1493-1497), ambas en la basílica de San Pedro en Roma. Las preocupaciones de Pollaiuolo y de Verrocchio fueron después reunidas por el gran discípulo de este último Leonardo da Vinci, cuyas indagaciones científicas y artísticas se hallan entre las más destacadas del renacimiento. El polifacético Leonardo cultivó todas las artes así como otras materias.
Escultura del quattrocento
Las iniciales expresiones artísticas del renacimiento, en los comienzos del siglo XV, se dan en el ámbito de la escultura. Tres orfebres florentinos realizaron algunas innovaciones que supusieron una separación con las convenciones del estilo gótico. El primero fue Filippo Brunelleschi, precursor de la perspectiva lineal. Convertido en arquitecto, fue el primer constructor del renacimiento. Diseñó la grande cúpula octogonal de la catedral de Florencia, terminada en el año 1436, para lo que estudió en profundidad la arquitectura clásica, especialmente el colosal panteón de Agripa. Dicha cúpula está identificada como una proeza tanto desde el punto de vista artístico como del de la ingeniería desde los tiempos de los romanos. Brunelleschi, que estudió en Roma, fue el culpable de este resurgir clásico en la arquitectura. Introdujo nuevas fórmulas de racionalización del espacio aplicadas tanto a las construcciones públicas como privadas que se transformaron en únicas dentro del estilo renacentista.
Arte del renacimiento
Arte del renacimiento, estilo artístico que se manifiesta en pintura, escultura y arquitectura en toda Europa en torno a desde 1400 hasta 1600. Los dos aspectos fundamentales de este movimiento son la imitación de las formas clásicas, inicialmente desarrolladas en la antigüedad griega y romana, y el penetrante desasosiego por la vida profana que se manifiesta en un ascendente interés por el humanismo y la aseveración de los valores del individuo. El renacimiento se corresponde en la historia del arte con la era de los grandes hallazgos, impulsados especialmente por el anhelo de examinar todos los trazos de la naturaleza y del mundo.
Música del Renacimiento
Renacimiento (música), música que se desarrolló en Europa durante el periodo conocido como renacimiento, que en términos musicales ocupa, aproximadamente, desde el año 1430 hasta el 1600.
Nuevas teorías
En 1477, el teórico flamenco Johannes Tinctoris, autor del diccionario de música más antiguo que se conoce, ya comunicaba en su tratado Liber de arte contrapuncti el surgimiento de un nuevo arte de la música, cuya fuente y origen eran el compositor inglés John Dunstable y el francés Guillaume Dufay. Martin le Franc, en su poema Le champion des dames (1440-1442), igualmente hablaba de un nuevo estilo armónico asumido por Dufay y su coetáneo, Gilles Binchois, conforme el ejemplo de Dunstable, conocido como la contenance angloise (‘continencia inglesa’), que se distinguía por un uso más delicado de las consonancias y, por lo cual, por el uso moderada de las técnicas matemáticas peculiaridades de la música antigua en la alta edad media. Dunstable y Dufay ciertamente estallaron los procedimientos compositivos medievales —ambos escribieron motetes isorrítmicos— sin embargo lo hicieron a través de una nueva estructura musical definida por una equilibrio en tríadas, unos centros tonales articulados con claridad y con unos fines expresivos nuevos.
Escultura renacentista en España
En cuanto a la escultura del Renacimiento en España, las características generales son el predominio de lo religioso con la resultante desaprobación de asuntos profanos, el gusto por lo directo, lo expresivo y el realismo, y el uso de la madera policromada, tanto para retablos como para imágenes. En el primer tercio del siglo XVI destacan en España algunos artistas italianos y algunos escultores españoles como Vasco de Zarza o Bartolomé Ordóñez, introductor del canon idealista de belleza.
El Renacimiento en España
En España, los pintores renacentistas jamás consiguieron llegar al nivel artístico de Italia y los países del norte de Europa, aunque su arte se encontraba muy asociado a ambas tradiciones. Los mecenas españoles confiaron a pintores y escultores extranjeros sus obras de arte más destacadas. Incluso en el siglo XVI, Tiziano fue el pintor de la corte española, pese a que no siempre se mantuvo en el país. En arquitectura, no se cimentarían edificios en estilo renacentista hasta finales del siglo XVI. Un ejemplo es el monasterio de El Escorial, complejo arquitectónico construido por anhelo del monarca Felipe II cerca de Madrid. En su construcción intervinieron dos arquitectos: el primero, Juan Bautista de Toledo, se había formado en Italia y había trabajado a las órdenes de Miguel Ángel.