Las pilas y baterías de uso doméstico presentan un gran peligro cuando son descartadas incorrectamente. En la composición de esas pilas se encuentran metales pesados como cadmio, plomo, mercurio, que son extremadamente peligrosos a la salud humana. Entre los males provocados por la contaminación con metales pesados se encuentra el cáncer y las mutaciones genéticas.
Sólo para aclarar, las baterías en funcionamiento no ofrecen riesgos, puesto que el peligro está contenido dentro de ellos. El problema es cuando las baterías se descartan y pasan por deformaciones en la cápsula que las envuelven: amasan, explotan y vacían el líquido tóxico de sus interiores. Ese líquido se acumula en la naturaleza, representa la basura no biodegradable, es decir, no es consumido con el paso de los años. La contaminación se extiende al suelo y las aguas subterráneas perjudicando a la agricultura y la hidrografía.
Precisamente porque son bioacumulativos es que surgió la necesidad del descarte correcto de pilas y baterías usadas.
© Ecopilas.es, Puntos de recogida de pilas
Como el propio esquema señala, lo que no puede ser realizado es la eliminación de esos materiales en la basura común. Ya existen leyes que obligan a los fabricantes a recibir de vuelta pilas y baterías, y de esta forma dar a ellas el destino apropiado. Sería fundamental que también se colocasen advertencias y consejos en los propios embalajes del producto, avisando de los eventuales peligros ofrecidos por desechar incorrectamente tales materiales.
¿Qué puede hacer el consumidor para contribuir ecológicamente? Lo ideal es separar la basura tóxica de lo restante, de esa forma se facilita la colecta y posterior almacenamiento en vertederos especiales. Pero si optamos por el envío al fabricante, estaremos alertándolo sobre la preocupación y posiblemente sirva para tomar conciencia de su responsabilidad como productor dando un destino correcto a su producto después del uso.