El latifundio de carácter familiar es dominante desde hace siglos en casi todo el campo europeo. Estas propiedades dependen del fuerte apoyo del gobierno y tienen una productividad alta. Tradicionalmente, Europa se divide en dos grandes regiones agrícolas.
Regiones del espacio agrícola europeo
La zona templada se encuentra en el centro-norte del continente y se caracteriza por el uso de tecnologías avanzadas que garantizan una elevada productividad. En esta área son cultivadas extensiones de cereales, especialmente trigo. Ya la zona mediterránea, situada en el sur, se caracteriza por el uso de técnicas tradicionales. En consecuencia, la productividad es menor. En esa zona, las propiedades son más grandes que la prevalencia más al norte, y principalmente cultivan olivos y viñedos.
Desde la creación de la Unión Europea (UE), el continente está formulando una política única para el sector agrícola. Las medidas proteccionistas han asegurado a sus agricultores las condiciones técnicas y financieras para enfrentar la competencia internacional. Una de esas medidas son los subsidios agrícolas. Se estima que los gobiernos que integran esa organización aportan cerca de 170 mil millones anualmente al sector agropecuario.
Gracias a estas subvenciones, la agricultura europea puede, por ejemplo, vender sus productos por precios inferiores a los similares de importación. El proteccionismo europeo ha sido durante mucho tiempo criticado por los países subdesarrollados que no ofrecen subsidio a sus productores y dependen de las exportaciones de productos agrícolas para el mantenimiento de su economía local.
Otro problema que inspira cada vez más preocupación en Europa son las implicaciones socioambientales de las profundas transformaciones que la agroindustria ha generado en la producción
agrícola. El desarrollo de raciones fabricadas con base a la proteína animal extendió la enfermedad de las vacas locas en Reino Unido en la década de 1990. Bélgica, a su vez, detectó dioxina (sustancia cancerígena) en la carne de pollos, cerdos y bueyes, con procedencia también de ración contaminada.
Estos hechos han llevado a la UE a adoptar controles estrictos para la producción y comercialización de carne en su territorio. Desde la década de 1990 se muestra una tendencia a aumentar el tamaño de las propiedades, consecuencia directa de la penetración del capital agroindustrial en el campo, sin embargo, no debe generar impactos sociales graves, como el éxodo rural, pues la población europea que vive en el campo ya es muy reducida.