Si durante los dos primeros meses el bebé no fija o no sigue con su mirada a las personas u objetos que desplazan en frente a sus ojos, será una primera alerta para hablar con su médico y precozmente detectar cualquier problema visual.
El pequeño niño raramente se queja de baja agudeza visual. La sospecha de baja visión es generada por padres, familiares o educadores y docentes, teniendo en cuenta su comportamiento en casa o en la escuela. Con el niño tranquilo, al frente de imágenes que en general le interesan, la madre tapa con la mano uno de los ojos. Si el impide esta oclusión, podrá traducirse en menor visión en el ojo destapado. Si, al hacer lo mismo en el ojo que primero estaba destapado, no sucede tan obviamente la oclusión podría significar que este ojo tiene menor visión que el primero.
Si el déficit visual es grave, puede haber signos tales como:
- Mirada fija para la luz intensa.
- Temblor de los párpados.
- Movimientos oculares involuntarios y no coordinados (nistagmo).
- Efectuar movimientos rápidos frente a los ojos.
- No reaccionar y desinteresarse con su entorno.
- Tiene desinterés por la televisión o se aproxima a ella de tal forma que, para percibir las imágenes, mueve la cabeza para acompañarlas.
- Se cae mucho y a medida que va teniendo mayor capacidad de motricidad, sin apoyo, siguen siendo notorias las caídas.
En caso de que el compromiso visual no sea tan remarcado:
- Se desinteresa por los objetos que están lejos de él, salvo que se encuentren en su mano.
- Se aproxima a los libros.
- Se acerca el televisor.
- Gira la cabeza para fijar – puede enmascarar estrabismo.
- Cierra los párpados para ver mejor.
- En la escuela ve mal las letras en los cuadernos o las letras saltan cuando está leyendo.
- En la calle, con la luz del sol, tiene tendencia a cerrar un ojo.
- Lagrimeo y dolor de cabeza asociados con la fijación prolongada.
Incluso no habiendo sospecha de defecto visual, los padres deben preguntarse:
- ¿Hay problemas oculares en la familia?
- ¿Alguien usa a gafas muy graduadas?
- ¿Hay familiares con estrabismo?
- ¿Hay enfermedades transmisibles genéticamente en la familia?
- ¿Algún familiar presenta problemas inusuales?
- ¿El crecimiento del niño ha sido normal?
- ¿Comparándolo con los otros niños o primos hay diferencias?
- ¿Hay consanguinidad entre los padres (hay lazos de parentesco entre los padres)?
- ¿Sus familias notan cualquier defecto en el niño?
- ¿La madre durante el embarazo tenía fiebre o eritema?
- ¿Durante el embarazo o la lactancia materna ha estado ingiriendo medicamentos y alcohol o fármacos?
Ante las dudas, diríjase a su médico familiar o pediatra que, después de observar detenidamente el caso, remitirá el caso a un oftalmólogo o a un servicio especializado en el posible problema detectado.