Durante el feudalismo medieval (entre el siglo IX y XIV), la propiedad rural perteneciente al señor feudal estaba compuesta, básicamente, del castillo (sede del señor feudal), la iglesia (o capilla), los pueblos campesinos o villas, los bosques (llamados campos abiertos), las tierras agrícolas y las zonas de pastoreo.
En el feudalismo europeo medieval, el castillo era el corazón de los derechos económicos, sociales y políticos. Las batallas y conflictos en la época medieval eran frecuentes, debido a posibles represalias de los señores feudales y los ataques de otras civilizaciones. Por lo tanto, la función principal destinada a los castillos era la seguridad de la familia del señor feudal, de la nobleza y, por últimos, de los campesinos trabajadores. Los castillos eran enormes fuertes, con inmensas murallas, torres, fosos, puentes levadizos y mazmorras. Fueron construidos por lo general en un terreno elevado, lo que permitía una defensa más eficaz contra ataques externos.
En tiempos de los ataques enemigos, todos los habitantes de los feudos, incluidos los siervos, se refugiaron en el interior del castillo para su protección. El puente levadizo era la única entrada que daba acceso al interior del castillo. Los calabozos eran habilitados como una prisión donde los enemigos y los prisioneros de guerra eran alojados. Los guardias de las torres se responsabilizaban de la protección del castillo. Además, en tiempos de la batalla, los arqueros y guerreros permanecían en estas torres.
La vida cotidiana de los nobles casi siempre se centró en la caza intensiva a través de los bosques y selvas. Sus esposas se dedicaban a la vida familiar y el hogar, con un papel fundamentalmente dirigido a la procreación, esencial para la herencia de la familia y la posesión de la propiedad del señor feudal.
Dentro de los castillos se hicieron numerosos banquetes y fiestas diversas. En el período de crecimiento urbano y comercial (entre el siglo XI y XII), las murallas del castillo eran modificadas, aumentando significativamente el espacio de los castillos locales debido al crecimiento del negocio y la proliferación de las ferias medievales.
Existe una controversia acerca de la comodidad de los castillos: a menudo se muestran en el cine local lugares lujosos y confortables, aunque algunos estudiosos no están de acuerdo y argumentan que los castillos medievales tenían muchas habitaciones y grandes que eran por lo general frías y ásperas. Los residuos producidos en el castillo eran arrojados en fosas, a través de una especie de agujero que aislaba las murallas del castillo del feudo restante, lo que dificultaba el acceso enemigo a los castillos.
En la actualidad, los castillos medievales conservados sustentan una gran carga simbólica y cultural. La grandeza de los edificios que forman los castillos contribuye enormemente a demostrar su imponencia arquitectónica. Muchos castillos se convirtieron hoy en día en hoteles, museos y lugares de interés turístico.