La palabra “bárbaro” significa originalmente “no griego”. Los bárbaros eran pueblos germánicos habitaban el Imperio Romano. Estos incluyen los francos, los lombardos, los hunos, los visigodos, los ostrogodos y los vikingos. Cada nación tenía su propia organización política y social.
Viviendo en armonía dentro de su civilización, los bárbaros eran personas que vivían de la agricultura y con creencias politeístas, es decir, que creían en muchos dioses, a los cuales honraban y dedicaban sus victorias. Dedicados al campo, se dedicaban a la agricultura y al cuidado de animales para propio consumo. De todos los bárbaros, uno de ellos ganó un importante relieve social, los hunos.
Muy ambiciosos, los hunos eran guerreros expertos y también muy violentos. Este pueblo se dedicaba a los asaltos, saqueos y pillajes para su supervivencia y expansión territorial. Debido a esta ambición, durante años presionaban a los demás pueblos bárbaros para realizar una invasión del Imperio romano, con el fin de explorar sus tierras fértiles dado que Germania era una zona árida cubierta de humedales y dificultando la siembra.
Con la conquista del Imperio romano, pretendían mejorar sus condiciones de vida y acumular nuevas riquezas. En el siglo V, el Imperio Romano se encontraba en un gran declive con problemas internos que condujeron a su caída. En crisis, los bárbaros aprovecharon para realizar un ataque y ocupar todas sus regiones.