La casa de Bernarda Alba (Resumen)

Finalizada exactamente treinta días antes de su autor morir asesinado por fuerzas del gobierno español, el 19 de agosto de 1936, durante la Guerra Civil; La Casa de Bernarda Alba fue la última pieza teatral del escritor español Federico García Lorca.

La casa de Bernarda Alba (1936) es la tercera de la trilogía de dramas folclóricos. También integran la trilogía las piezas Bodas de Sangre (1933) y Yerma (1934). Tuvo su montaje de debut en 1945, en Buenos Aires, Argentina, ciudad en la cual Lorca pasó cinco meses en 1933. La pieza solamente llegaría la escena española en 1964.

En La Casa Bernarda Alba, su único texto de teatro escrito en prosa, Lorca recurre al simbolismo para realizar una nueva investida en el teatro. Bernarda Alba, personaje central del texto, es una matriarca dominadora que mantiene a sus hijas en una vigilancia implacable. El drama se divide en tres actos, todos situados en el interior de la casa de Bernarda Alba, madre de cinco hijas – Angustias, Magdalena, Amelia, Martirio y Adela – que vive con ellas y su madre senil, en un pequeño poblado del interior de España. La casa donde todos viven es un caldero ardiendo de situaciones explosiones y tensiones no resueltas.

Con la muerte de su segundo marido, Bernarda decretara un luto de ocho años, sometiendo a sus hijas a reclusión dentro de las frías paredes de la casa, con las ventanas cerradas. Dos de las chicas se sentirán enamoradas por un mismo galán, un chico de veinticinco años llamado Pepe Romano; en medio de aquel luto se desencadena una disputa cruel y peligrosa para conquistar el amor del mismo hombre, con consecuencias trágicas.

La construcción central del drama de Lorca – la casa en la cual una familia de mujeres solitarias es controlada por una madre tiránica – habría sido inspirada en una familia de la pequeña ciudad granadina de Valderrubio, donde los padres del poeta, que allí tenían una propiedad rural, conocieron a una mujer llamada Frasquita Alba, madre de cuatro hijas, a las que dirigía con mano de hierro, y un hombre llamado Pepe de la Romilla, que se habría casado con la hija más vieja de Frasquita, solamente por su dote y, posteriormente, se habría involucrado con la más joven de las hermanas.

De esa historia real, Lorca se apropió de la idea de una casa sin hombres para componer el tema central de La Casa de Bernarda Alba: el lugar de la mujer en la sociedad española. La Casa de Bernarda Alba es una pieza teatral intensa, escrita por Federico García Lorca. Aparte de la simbología que contiene, relativa a la dictadura de Franco (contexto histórico en que fue escrita), se trata de la historia trágica de una familia de campo compuesta por una madre viuda, controladora y austera y de sus cinco hijas.

Sus hijas viven en la compañía de la gobernanta La Poncia, que sirve de intermediaria y apaciguadora de la relación tensa e incómoda que entre ellas existe, estando obligadas por la madre a vivir dentro de casa en un luto y represión constantes. La hija más vieja, Angustias está prometida en casamiento con Pepe Romano, sin embargo, el hombre se encuentra frecuentemente y a escondidas con la hermana más joven de la familia, Adela. La pieza se desarrolla en el recorrido de los preparativos del evento de Angustias, entre las confidencias, tristeza, envidia y celos de las hermanas restantes frente al destino de la hermana mayor, y entre la relación secreta de los dos amantes que se van encontrando furtivamente durante la noche hasta que son descubiertos. Frente a la situación de desesperación en que se ven inmersos, Pepe Romano huye y Adela termina por cometer suicidio.

¿Podemos escapar de lo que nos avergüenza? ¿El poder es más fuerte que el deseo? Las ambivalencias y los conflictos habitan La Casa de Bernarda Alba, pieza mayor del poeta dramaturgo español García Lorca, asesinado durante la Guerra Civil Española. Como palco de todas las formas de opresión, la casa exhibe a las hijas de Bernarda Alba sometidas al régimen dictatorial que es continuamente reproducido en las relaciones interpersonales. El realismo cotidiano de ese drama de mujeres se conjuga con el surrealismo procedente de los absurdos que se revelan en la constancia de la mano fuerte de Bernarda Alba. La presión por la continuidad de un mundo servil se ve todo el tiempo en crisis frente a las nuevas experiencias y de la inalienable presencia del cuerpo. La tragedia, pues, impera frente a la ruina. Para que La Casa exista y perdure resalta el trabajo de la memoria en los incidentes que se vuelven irreversibles. Bajo un cielo de plomo y dentro de un verano interminable, las hijas de Bernardina se enfrentan a una feroz existencia en un mundo empequeñecido por las rígidas paredes de la Casa.