William Henry Perkin (1838-1907) era un estudiante de la facultad Royal de Química localizada en Londres, Inglaterra. Allí cumplía la función de asistente de Wilhelm von Hofmann, y en la bella mañana del 23 de marzo de 1856 hizo un descubierto de enorme importancia para las industrias textil y química.
Con sólo 18 años, Perkin realizó estudios buscando sintetizar quinina usada para tratar la malaria. Su primer objetivo era oxidar la
gol fue para la oxidación de aliltoluidina (C10H12N, un derivado de la anilina), para obtener la quinina, pero falló. Sin embargo, al intentar limpiar la botella con el alcohol, observó que la reacción del sólido se disuelve y dejaba el alcohol de color púrpura. El joven químico acababa de producir lo que sería el primer colorante sintético, que llamó de mauveína o púrpura de anilina. Fue el primer colorante de gran importancia en comercializarse.
Para completar el descubrimiento exitoso de de Perkin, el malva fue el color de aquel año. Rápidamente el colorante se difundió y tuvo una gran demanda; resultó en un éxito de ventas.
William Perkin no perdió tiempo, patentó el nuevo colorante y abrió una fábrica de pintura en Greenford, en el oeste de Londres, con la ayuda de parientes acaudalados.