Los fósiles son restos de organismos vivos de todos los reinos biológicos (Monera, Protista, Fungi, Animalia y Plantae) que se conservaron hasta hoy en día por un par de años, miles o incluso millones de años. Esta conservación fósil se produce gracias a los fenómenos de la naturaleza (hielo, aridez del suelo…). Esta conservación ocurre de forma natural.
Ejemplo
Ejemplo de formación de un fósil: un pez que murió hace 3 millones de años puede haber sido conservado en el proceso de petrificación (en piedra o roca) hasta hoy en día. Al excavar un yacimiento paleontológico, el arqueólogo descubre y recoge este fósil que será muy importante para el estudio de un período en el planeta. Este fósil será llevado hasta el paleontólogo, profesional que hará los estudios necesarios.
Además de la conservación en las rocas y piedras, los seres vivos pueden transformarse en fósiles por el proceso de congelación o conservación en ámbar (resina fósil de origen vegetal). En este último caso es frecuente encontrar fósiles de insectos. Huesos humanos y animales, que vivieron hace muchos años, también se consideran fósiles.
Carbono 14
En la mayoría de ocasiones, la materia orgánica del fósil, principalmente de los preservados en piedras y rocas, no existen más. Queda apenas el formato del animal o vegetal. Cuando existen restos de materia orgánica es posible realizar la datación a través del proceso del Carbono 14, desde que estos fósiles sean recientes (del Periodo Cuaternario). Es decir, la datación con carbono 14 es válida para fósiles hasta 5.000 años, con un margen de error muy reducido.